Preparación
Primero cortamos todas las frutas en trozos
muy pequeño y las ponemos en un cazo con las dos copas de licor
de cereza a remojo para que ablanden y tomen sabor, esto es mejor hacerlo
el día anterior así las frutas estarán más
blandas.
Pongamos en un cazo el agua ó la leche, la corteza de limón,
la mantequilla, sal y el azúcar, hágase cocer a fuego
vivo, y cuando hierva y suba retírese el cazo del fuego y a la
vez échese de golpe toda la harina, remuévase deprisa
con una cuchara hasta ponerla fina y vuélvase a poner el cazo
al fuego, pues esta pasta ha de secarse. Se ha de cocer ha fuego muy
moderado dándole vueltas sin parar con una cuchara, estando en
su punto cuando empieza a pegarse algo en el cazo y hacerse un ovillo;
se cocerá la pasta hasta que no se pegue a la cuchara y la mantequilla
empiece a rezumar.
Retírese entonces el cazo del fuego, vuélquese la pasta
en una vasija honda, déjese enfriar un poco, agréguese
entonces un huevo entero (clara y yema) y remuévase y bátase
vigorosamente hasta unirlo bien con la pasta; agréguese entonces
el segundo huevo y vuélvase a trabajar la pasta como con el primer
huevo, y así sucesivamente hasta incorporar los huevos necesarios.
Como hemos dicho al principio, no es posible indicar exactamente la
cantidad de huevos que se deberán emplear eso depende de los
que la pasta embeba; el punto exacto que ha de tener es cuando, cogiendo
una cuchara de la pasta no se desprenda sola (si la pasta no ha recibido
suficientes huevos, no se pondrá fina y se observará que
la mantequilla tiene tendencia a surgir en la superficie, y esto mismo
se observará si se ha mojado de repente, es decir, si se han
incorporado los huevos con poco intervalo, en cuyo caso se trabajará
la pasta hasta ponerla bien homogénea y bien fina) así
que no se añadirán los últimos huevos sin cerciorarse
antes de que los pide la pasta, pues si ésta se adelgaza demasiado
no tiene remedio.
Los dos últimos huevos agréguense con precaución,
y el ultimo a cucharadas ( todo esto es para la primera vez, pues enseguida
se adquiere la experiencia necesaria), una vez que hemos añadido
los útimos huevos escurrimos las frutas y las añadimos,
seguimos batiendo para que las frutas se mezclen bien. La pasta ha de
batirse vigorosamente, pues cuanto mas se haya batido la pasta mejor
saldrán los buñuelos ó los pastelillos. Una vez
hecha la pasta puede esperar un rato bien tapada con un paño,
pero los buñuelos ó los pastelillos ahuecan más
haciéndolos enseguida.
Para los buñuelos pondremos una sartén con bastante aceite
y cuando el aceite este caliente cogeremos, con una cuchara parte de
la masa, tanto como el tamaño de una
nuez e iremos echando a la sartén de uno en uno dejando que queden
holgados para que no se peguen, los freímos lentamente, según
se están friendo con unas tijeras les haremos un corte ó
abertura a cada buñuelo para que se abran y se hagan mas grandes,
una vez que se hayan frito los sacaremos y los iremos colocando en un
plato para después de tener todos fritos rellenarlos de crema
pastelera ó de nata montada. Una vez rellenos espolvorear con
azúcar glas y a comer.