FORMACION, ESTRUCTURA Y COMPOSICION DEL HUEVO

La gallina pone huevos independientemente de que éstos sean fecundados por un gallo. En las estirpes modernas de gallinas, seleccionadas genéticamente para conseguir una alta producción de huevos, cada 25 horas, a un ritmo cadencial, el óvulo, que es la yema, se desprende del ovario y en su caminar al exterior a través del oviducto va rodeándose de envolturas (clara y cáscara) especialmente diseñadas para su protección.

A simple vista, el corte transversal de un huevo duro permite diferenciar nítidamente las partes fundamentales de su estructura: la cáscara, la clara o albumen y la yema, separadas entre sí por medio de membranas que mantienen su integridad.

El peso medio del huevo está en torno a los 60 g, de los cuales la clara representa el 60%, la yema el 30% y la cáscara, junto a las membranas, el 10% del total.


La cáscara

La cáscara está constituida en su mayor parte por una matriz cálcica con un entramado en cuya composición están presentes pequeñas cantidades de proteínas y mucopolisacáridos que rodean a un componente mineral en el que el calcio es el elemento más abundante y de mayor importancia. En dicha matriz se encuentran concentraciones mucho menores de sodio, magnesio, zinc, manganeso, hierro, cobre, aluminio y boro. La calidad o resistencia de la cáscara depende principalmente del metabolismo mineral de la gallina y, a su vez, de las características genéticas de cada raza y estirpe. Otros facores relacionados con las aves (edad, enfermedades) o su medio ambiente (temperatura) influyen sobre la calidad de la cáscara, pero de una u otra manera esa influencia se establece a través del metabolismo mineral. El color de la cáscara es un carácter estrechamente unido a la herncia y depende de la concentración de unos pigmentos denominados porfirinas depositados en la matriz cálcica. La raza de la gallina determina el color de la cáscara del huevo, blanco o de color (también llamado "moreno"), sin que haya diferencias de calidad nutricional entre ambos. Como sucede con la resistencia de la cáscara, la coloración disminuye al aumentar la edad de la gallina.


La clara o albumen

La clara o albumen está compuesta básicamente por agua (88%) y proteínas (cerca del 12%). La proteína más importante, no sólo en términos cuantitativos (54% del total proteico) es la ovoalbúmina, cuyas propiedades son de especial interés tanto desde el punto de vista nutritivo como desde el culinario. Nutricionalmente, su riqueza en aminoácidos esenciales y el equilibrio en que dechos aminoácidos se encuentran en la molécula hacen de esta proteína la referencia para valorar la calidad de las procedentes de otros alimentos. En la cocina, la ovoalbúmina es particularmente interesante en la elaboración de muchos platos debido a la estructura gelatinosa que adquiere cuando se somete a la acción del calor. En la clara se encuentran algo más de la mitad de las proteínas del huevo y ningún lípido. Las vitaminas B12 y niacina están en mayor cantidad en la clara que en la yema.


La yema

Sujetando la yema para que quede centrada se encuentran unos engrosamientos del albumen denominados chalazas, con forma de filamentos enrollados, que van desde la yema hasta los dos polos opuestos del huevo. El blastodisco es un pequeño disco claro sobre la superficie de la yema en el que tiene lugar la división de las células embrionarias cuando el huevo está fecundado. En la yema, a diferencia de la clara, el contenido en agua alcanza sólo el 50% de su peso. Los sólidos o materia seca se reparten equitativamente entre proteínas y lípidos, quedando una fracción pequeña para vitamniar minerales y carotenoides.Al hablar de su composición nutritiva hay que tener en cuenta que el peso de los huevos se reparte en un rango muy amplio (entre 45 y 80 g) y que las cifras para los distintos nutrientes suelen referirse a 100 g de parte comestible (aproximadamente dos huevos sin cáscara) o, si son por huevo, a un huevo de 60 g considerado como de tamaño medio.
El contenido energético por huevo se acerca a las 75 kilocalorías. Es decir, el aporte calórico de un huevo es relativamente bajo. No es, por tanto, un alimento que favorezca la obesidad.

La riqueza del huevo en proteínas es relativamente alta, con la ventaja de que además son fáciles de digerir y de alto valor biológico.

Un huevo tiene 7,5 g de lípidos totales, de los cuales 2g corresponden a ácidos grasos saturados (AGS), 1,1 g a ácidos grasos poliinsaturados (AGP) y 3 g de ácidos grasos monoinsaturados. La relación AGP/AGS es 0,55, considerada más que aceptable y por tanto recomendable en términos de nutrición. Al mismo tiempo es de destacar la riqueza en ácido oleico (monoinsaturado), valorado por sus efectos favorables sobre la salud. El huevo, por otra parte, es la principal fuente de fosfolípidos de la dieta y contribuye a satisfacer de forma significativa las necesidades en ácido lnileico (ácido graso esencial que el organismo no puede sintetizar).

Las vitaminas y los carotenoides (pigmentos) forman parte del 1% de los lípidos de la yema, en la que se concentra la mayor parte de biotina, ácido pantoténico y vitaminas B1 y B6.

El contenido en vitaminas puede ser muy variable, según la alimentación de la gallina. Por ello se han realizado numerosos estudios sobre la composición vitamínica del huevo y los factores que la condicionan. El interés por el enriquecimiento de este alimento en determinadas vitaminas es reciente, motivado por la mayor sensibilidad del consumidor hacia los efectos de la dieta sobre la salud y el creciente volumen de información sobre las cualidades preventivas o terapéuticas de algunos nutrientes.

Entre los minerales destaca la presencia de fósforo, hierro, selenio, yodo y zinc en cantidades de cierta importancia respecto de las necesidades estimadas de estos oligoelementos.

El huevo, por último, es la mejor fuente dietética de lecitina o fosfatidilcolina, compuesto de gran interés nutricional por su importancia en diversos procesos metabólicos, en la construcción de membranas celulares y del neurotransmisor acetilcolina.
Los organismos responsables de la educación nutricional han considerado oportuno fijar la ingesta recomendada para la colina en unos 500 mg/día, prácticamente la cantidad que aporta un huevo.

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